Una mascarilla húmeda es menos eficaz para filtrar partículas por varias razones:
Pérdida de estructura: la humedad de las gotitas respiratorias, el sudor o los fluidos externos pueden hacer que las fibras de la capa filtrante de la mascarilla se aglutinen y pierdan su estructura. Esto reduce el espacio entre las fibras, lo que genera espacios más grandes a través de los cuales pueden pasar las partículas, comprometiendo la capacidad de la máscara para bloquearlas de manera efectiva.
Eficiencia de filtración reducida: como
Máscaras médicas desechables Cuando se moja, la capacidad de la capa filtrante para capturar y retener partículas disminuye. La humedad puede interferir con la carga electrostática del filtro (si está presente), que es responsable de atraer y atrapar partículas. Esto puede hacer que las partículas pasen a través de la mascarilla más fácilmente.
Mayor porosidad: Mojar la mascarilla puede aumentar la porosidad del material, permitiendo que las partículas pasen a través de espacios que antes eran demasiado pequeños para que pudieran penetrar.
Disminución de la transpirabilidad: Las mascarillas húmedas tienden a volverse más difíciles de respirar debido al aumento de la resistencia, lo que las hace incómodas para el usuario y puede provocar un uso o retirada inadecuada de la mascarilla.
Riesgo de contaminación: una mascarilla mojada también puede convertirse en un caldo de cultivo para bacterias y otros microorganismos, comprometiendo aún más su eficacia y potencialmente planteando un riesgo para la salud de quien la usa.
Para mantener la eficacia de la mascarilla, es fundamental cambiarla cuando se moje, se dañe o se ensucie. En el caso de las mascarillas médicas desechables, se recomienda utilizarlas para un solo uso y desecharlas de forma segura después de su uso. En el caso de las mascarillas de tela reutilizables, se deben lavar y secar completamente entre usos para garantizar que permanezcan limpias y efectivas.