En el pasado, las mascarillas y respiradores (MAR) se fabricaban en gran medida con materiales plásticos de un solo uso. Esto ha resultado en una mayor carga de desechos de estos productos desechables y en mayores preocupaciones ambientales con respecto a la eliminación de MAR después de su uso.
Se han explorado varias tecnologías de filtración para mejorar el rendimiento y la sostenibilidad de MAR, incluida la nanotecnología, la tecnología de membranas y las estructuras de medios compuestos e impregnados. Además, el uso de celulosa se ha convertido en una opción prometedora para producir mascarillas biodegradables a partir de recursos locales en respuesta a la alta demanda derivada de la pandemia de COVID-19.
Capa filtrante de nanotecnología/soplado en fusión
El filtro antimicrobiano de una nanomáscara generalmente está hecho de una capa de celulosa y polímero/poliéster que contiene iones Cu/Zn cargados positivamente o clorhidrato de polihexametilenbiguanida, que atrae y altera las membranas de microorganismos cargadas negativamente y, por lo tanto, brinda protección contra patógenos transportados por el aire y otros contaminantes. Sus ventajas incluyen alta eficiencia de filtración, ligereza, características resistentes al agua y larga vida útil.
Capas filtrantes no tejidas
La tela no tejida de una mascarilla debe estar hecha de múltiples capas de diferentes tejidos, como algodón y lino, poliéster o nailon, y sus mezclas. Los tejidos deben seleccionarse por su permeabilidad y resistencia a los aerosoles y las gotas de agua, así como por su suavidad y confort.
Tecnologías antimicrobianas basadas en metales
Hay muchas empresas que ofrecen tecnologías antimicrobianas basadas en metales, principalmente Ag, que no son tóxicas, son respetuosas con el medio ambiente y tienen una alta estabilidad térmica.